viernes, 15 de julio de 2011

Me he dado cuenta.

Me he dado cuenta, me he dado cuenta de que cuando me dijiste que no te reías de mí, mentías. Que cuando dijiste que me protegías, mentías. Así como tu acólito sin corazón al que llamas ''amiga''.
Aunque, no sé si te habrás dado cuenta, pero en vuestra relación, reina la falsedad. Cuando me dijiste que éramos amigos, me dí cuenta por el tono de tu voz, que también mentías... Aunque no sé de qué me sorprendo, no hay nada nuevo.
Ahora, me he dado cuenta de que las palabras son la mejor arma, sobretodo si son dichas a la espalda, de manera que te hacen daño hasta destruirte.
Hoy, a fecha de 15 de julio de 2011, hace un año, algo cambió. Desde entonces, nada ha vuelto a ser lo mismo, lo que significa que arriesgué sin saber lo que podía pasar.
Pero no estoy dispuesto a aguantarlo de nuevo. Es la prueba de fuego.
Porque una persona, por el mero hecho de ser persona, es capaz de tropezarse dos veces con la misma piedra.
En mi caso, no habrá una tercera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario